“Navidad, sprint emocional Corporativo”
La Navidad es un evocador paréntesis emocional en la racional cotidianidad corporativa. La confraternización se convierte en un insospechado objetivo inducido por estímulos personales, familiares y profesionales que nos predisponen a mejorar las relaciones interpersonales e intracorporativas.
Madrid 3 de diciembre de 2024
Cualquier profesional vinculado al ámbito organizacional, especializado o no en la dirección de personas, es consciente del impacto que el período navideño genera en los colectivos que gestionan.
La Navidad nos traslada entre recuerdos y ensoñaciones a los momentos más entrañables de nuestra existencia. Como cada año, afloran las personas más queridas, familiares y amigos ausentes y presentes; mágicos instantes de ilusión y añoranza; lugares que, en ocasiones, tan solo perduran en la memoria. Todo ello conforma la cosmovisión de nuestro más íntimo universo revelado a través de un torbellino emocional difícil de gestionar.
Tanto en el ámbito corporativo, como en el institucional, se presenta una oportunidad única para el encuentro y la solidaridad. Mientras en otras fechas recorrer el camino de la amistad y el entendimiento se convierte en una prueba de habilidad y resiliencia, en Navidad surge la magia y el ego disminuye dejando paso al altruismo y a la solidaridad que cabalgan a lomos de la generosidad. Una predisposición innata al encuentro y la reconciliación impregna nuestras vidas y entornos más próximos, predisponiéndonos a compartir lo mejor de cada uno.
“los colectivos de profesionales que hacen posible la existencia de cualquier organización son su motor, su razón de ser, el fin que justifica los medios”.
En estas fechas, organizamos eventos corporativos orientados al encuentro y la convivencia entre personas que, en general, aportan lo mejor de sí mismas a lo largo del año. Aunque no todas lo hacen con la misma intensidad e intencionalidad, los colectivos de profesionales que hacen posible la existencia de cualquier organización son su motor, su razón de ser, el fin que justifica los medios. En Navidad, más que en cualquier otra época del año, las personas constituyen el centro emocional de cualquier organización, su amígdala social, el núcleo donde se generan los estímulos y reacciones de la corporación frente a sus públicos.
Es el momento en el que las personas que están al frente de la organización, los empresarios y directivos, deben estar a la altura de las circunstancias en lo que a enfoques humanistas y organizacionales se refiere. La Navidad propicia estados de consciencia y actitudes especialmente receptivas y proactivas. Es el momento de los mensajes esenciales, de los compromisos trascendentales con la consciencia social corporativa, interna y externa.
“La Navidad propicia estados de conciencia y actitudes especialmente receptivas y proactivas”.
Además de ser un período vinculado a la tradición cristiana sobre la que se sustentan las sociedades occidentales, la Navidad es un estado mental individual y colectivo que nos une en torno a los principios esenciales de la fraternidad. Cristián Hodge, profesor de ética en Instituto de Filosofía en Universidad San Sebastián (Chile), definió la fraternidad como: “la traducción de una antropología relacional que comprende a una persona en relación con otros, no como mero individuo, sino como ser relacional que desde los vínculos sociales edifica una sociedad más justa y fraterna para todos”.
El sprint emocional navideño que realizamos al final de cada año requiere tomarse en serio su significado y “nacer” a una realidad mejorada con respecto a la del año transcurrido. En estas fechas las emociones fluyen, emergen a la superficie suavizando las aristas de nuestra poliédrica existencia. Las organizaciones se tornan empáticas y amigables, abren las puertas de sus corazones corporativos exhibiendo las mejores y más sinceras intenciones. Es el momento de la reconciliación allí donde reine la discordia, de compartir sueños y objetivos, de ilusionar e ilusionarse, de reforzar alianzas interpersonales e interdepartamentales. Por supuesto, también es tiempo de comprender y perdonar, de escuchar y emprender nuevos caminos de conciliación y reconciliación. La Navidad ablanda las corazas del ego convirtiéndonos en personas más sensibles a las realidades ajenas. Escuchemos con atención y cariño, percibamos las emociones de quienes nos rodean para sentirlos y conocerlos mejor.
FELIZ NAVIDAD.
Corporate strategy expert / Branding senior advisor
CEO Veratya Estrategias Corporativas.
CEU Escuela de negocios:
Director académico y profesor: Programa Ejecutivo de Comunicación corporativa y Branding
Profesor: MBA Executive en Dirección y Administración de Empresas
Bonita y original reflexión profesional y personal sobre el inmarcesible misterio de la Navidad y sus emociones. Feliz Navidad, don Tomás. ¡Y enhorabuena!