“Transformación digital y empoderamiento ciudadano”
Recientemente he tenido la oportunidad de ser el afortunado cómplice en una acción revolucionaria, orientada hacia la generación de un cambio de paradigma determinante en el devenir de la ciudadanía, su transformación digital. Se trata del Mobile Week Coruña, un evento impulsado por el Mobile Word Capital de Barcelona y el Club Financiero Atlántico, junto a un importante elenco de patrocinadores y colaboradores.
Junto a más de 80 ponentes y a lo largo de ocho intensas jornadas de participación ciudadana, tomé conciencia de lo que ya intuía en mi cotidianeidad profesional, como director de la Asociación Data Economy España, y como consultor en planificación estratégica: estamos asistiendo a una auténtica revolución social de la que pocas personas son conscientes, el empoderamiento de los ciudadanos a través del conocimiento compartido en los modelos colaborativos. Los entornos digitales propician y generan flujos de conocimiento colectivo, capaces de otorgar un enorme poder a las personas.
Conocimiento es poder: Desde Aristóteles, que ya manejaba el concepto de conocimiento sensible como vehículo hacia el entendimiento, hasta Michel Foucault, que estableció el paralelismo entre ejercer conocimiento y ejercer poder, el axioma “El Conocimiento es poder” ha sido utilizado por múltiples pensadores a lo largo de los siglos, poniendo de manifiesto que todo cambio individual y colectivo pasa por el conocimiento. Bien lo saben los tiranos que en el mundo ha habido, hay y habrá, obsesionados en impedir que el pueblo conozca, conscientes de que cuanto menos conocimiento haya en la población, más desinformada o mal informada esté, más fácil será su manipulación.
Empoderamiento de los ciudadanos: En los albores del Siglo XXI, disruptivo en cuanto a que se constituye como vía de transición entre lo analógico y lo digital, se está produciendo una importante revolución popular; Se trata de la revolución del conocimiento y del empoderamiento que proporciona a los ciudadanos que, cuanto más saben, más control pueden tener sobre su destino y sobre las sociedades que conforman. Es este nuevo escenario de ciudadanos más libres e interconectados, en el que tendrán que saber desenvolverse los representantes de la ciudadanía. Lo digital reduce distancias e iguala a las personas a través del conocimiento y los procesos colaborativos, potenciando su capacidad para tomar decisiones en función de una realidad compartida y contrastada en torno a las experiencias personales.
Actitudes y aptitudes: Ayudar a los ciudadanos en este proceso de cambio, significa propiciar también la transformación digital en la industria, y en cualquier organización que aspire a poder competir por mantener su posición en el mercado e incrementarla. Para que lo digital se implante a nivel colectivo, primero hay que gestionar su integración en los individuos, sobre todo, a nivel actitudinal, tanto o más que a nivel aptitudinal. A menudo nos encontramos con la resistencia al cambio, normalmente, creencias limitantes autoinducidas por el miedo al cambio, a lo nuevo, a lo desconocido que hay detrás de todo proceso de transformación. Se tiene miedo a lo que se desconoce, por eso es tan importante desarrollar y llevar a cabo una labor educativa en todo lo relacionado con la transformación digital, ya sea individual o colectiva. Esta labor, donde la pedagogía y la didáctica cobran un valor esencial, debe ser enfocada desde una visión holística, ya que todo lo relacionado con el ámbito digital debe ser tratado y divulgado en su conjunto, no solo por las partes que lo conforman. En la actualidad y más aún en un futuro cercano, lo global prima sobre lo parcial, como lo colectivo sobre lo individual. Hoy más que nunca, el nuevo paradigma de sociedad tecnológica interconectada, a modo de una pseudo red neuronal planetaria, nos aboca al enriquecedor concepto de comunidad (común unidad), intrínseco a la esencia gregaria de los seres humanos.
Tal y como se expresa en la filosofía del Mobile World Capital, la transformación digital de la sociedad mejora la vida de las personas a nivel global. Para lograrlo, desde esta fundación se trabaja en tres ámbitos de transformación: aceleración de la innovación a través del emprendimiento digital, transformación digital de la industria, y capacitación de nuevas generaciones, profesionales y ciudadanos en el uso de tecnologías digitales.
Facilitar la transformación digital de las personas: En lo que a mí respecta, y con toda la humildad que tamaña empresa exige, apoyo sin paliativos a toda organización de carácter público o privado que apueste con valentía por la incorporación de los ciudadanos a la revolución digital, en la que ya están aunque no sean conscientes de ello. Abogo también por la utilización de un lenguaje sencillo y comprensible para todas aquellas personas ajenas al entorno tecnológico, sin las que la propia tecnología no tendría razón de ser. En múltiples ocasiones he podido constatar la utilización de cierta terminología o jerga tecnológica utilizada para marcar distancias, lo que dice poco en favor de quien pretende así situarse por encima de los demás, significando su acción, precisamente, todo lo contrario. La revolución digital debe llegar a todos los ciudadanos, independientemente de su condición social y económica o de su especialidad profesional, y hay que luchar por ello, por abaratar las tecnologías, por hacerlas comprensibles y usables, porque se trata, en definitiva, de un potente instrumento democratizador de gran valor y alcance social.
En una sociedad como la española, cada vez más polarizada, con la clase media en franca y peligrosa recesión, con unos datos demográficos alarmantes por el envejecimiento de la población y la escasa natalidad, la transformación digital a escala personal, como fuente de conocimiento y plataforma natural de emprendimiento y generación de empleo, debería ser una prioridad de primera magnitud.
Digital vs Analógico: En el Siglo XXI, lo digital es colectivo, compartido y colaborativo. Lo analógico, o lo ajeno a lo digital, no propicia la capacidad colaborativa y el nivel de innovación que requieren los nuevos planteamientos profesionales y empresariales actuales. Por todo ello, quienes no se transforman y no integran herramientas digitales colaborativas en sus vidas, están abocados a un cierto aislamiento, a la marginación. No se puede vivir de espaldas a la realidad, instalados en el anacronismo, regidos por conceptos obsoletos. Los profesionales y empresarios que estamos vinculados a entornos digitales, y tenemos capacidad para colaborar en la transformación digital de la sociedad, estamos obligados a hacer todo lo que esté en nuestras manos para lograrlo. Hagámoslo. Colaboremos para hacer que los entornos digitales sean una fuente de riqueza social que suprima barreras, una a las personas y las haga más libres, iguales y solidarias a través del conocimiento y el talento compartido.
Tomás González Caballero